Publicado en el newsletter de iagua el 20/11/12
(CORDIS) Varias especies de pez como el salmón se ven inexorablemente atraídas hacia su lugar de nacimiento para procrear y continuar su ciclo vital. Algunas siguen rutas migratorias concretas, y las que habitan en ríos y estuarios están en riesgo por las consecuencias de presas y centrales eléctricas.
En la Universidad de Southampton se ha puesto en marcha una investigación coordinada por el Dr. Paul Kemp, perteneciente al ICER («Centro Internacional de investigación sobre Ecohidráulica») de esta institución, y destinada a proteger a estas últimas especies. Este instituto científico europeo se está labrando con rapidez una gran reputación en todo el mundo gracias a que contribuye a que los ingenieros dedicados a la energía hidráulica comprendan el comportamiento de los peces y den con métodos innovadores de mantenerlos alejados de los sistemas de turbinas y las tomas de agua.
El Dr. Kemp investiga los mecanismos de atracción y repulsión relacionados con el comportamiento que comprenden ámbitos como la distribución de ejemplares y sus rutas de migración. Algunos peces como el salmón o la trucha modifican su comportamiento en función de factores hidrodinámicos como la aceleración del flujo. De este modo puede disminuir la cantidad de ejemplares que pasan por un punto de atracción peligroso, como una turbina u otro tipo de tomas de agua, pero esta circunstancia es perjudicial en lo que concierne a los pasos seguros para peces, que también pueden desarrollar flujos de aceleración.
El Dr. Kemp explicó las dificultades de desarrollar estructuras respetuosas con los peces: «La tecnología de escalas de peces no es nueva. Existen documentos del siglo XIII en Inglaterra que alertan de la necesidad de dejar un espacio entre aliviaderos para que el salmón alcance sus zonas de desove río arriba. Este espacio debía de ser lo suficientemente ancho como para que un cerdo cebado cupiese de lado sin tocar las paredes. Se considera que estos «espacios reales» se remontan a la época de Ricardo Corazón de León, pero en la actualidad es necesario contar con técnicas más sofisticadas para que ofrezcan protección. Nuestra intención es considerar todos los aspectos relacionados con el comportamiento de los peces para modificar su distribución y movimientos y así aumentar la probabilidad de que eviten zonas peligrosas como turbinas y tomas de agua, y desviarlos o atraerlos hacia otras rutas como por ejemplo pasos construidos a tal efecto.»
Tradicionalmente, los trabajos en este campo se han dedicado al salmón, pero ahora incluyen más especies que podrían verse amenazadas por las obras de ingeniería que modifican los ríos y controlan el flujo del agua. En la actualidad hay en marcha distintas investigaciones en emplazamientos como el Río Yangtzé (China) y el Amazonas, en Sudamérica. Los científicos de Southampton utilizan los canales del parque científico de la universidad para estudiar el comportamiento de los peces en función de las fuerzas hidrodinámicas existentes en las presas.
Otra especie importante a la que dedica su tiempo el Dr. Kemp son las anguilas, cuya población se ha reducido en un 90 % en dos decenios. Los adultos abandonan los ríos de agua dulce para alcanzar el Mar de los Sargazos, en el centro del Atlántico Norte, donde desovan y mueren. Sus crías, denominadas angulas, vuelven a Europa arrastradas por las corrientes para volver a poblar los ríos europeos. La destrucción de las poblaciones de anguilas ha propiciado la protección de la especie mediante normativas europeas y el Convenio sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres (CITES) de 1973.
No obstante, tanto angulas como anguilas sufren la succión de los sistemas de refrigeración de las centrales eléctricas o acaban descuartizadas en las turbinas de las hidroeléctricas. Aún queda mucho trabajo por hacer en la protección de las anguilas. Investigadores de la Universidad de Southampton estudian las consecuencias de modificar la iluminación o las propiedades acústicas en las proximidades de las tuberías de estas construcciones para evitar que los peces se acerquen.
El Dr. Kemp añadió: «Las angulas difieren ligeramente y son menos sensibles a los factores hidrodinámicos que otras especies de peces, por lo que es necesario contar con métodos alternativos exclusivos. Estudiamos el efecto combinado de distinta información, hidrodinámica, acústica y lumínica por ejemplo, para aumentar la probabilidad de provocar la respuesta deseada.»
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